sábado, 14 de junio de 2014

"¿ENVIDIA DE LA BUENA?"

Nunca quise tener lo que alguien tenía. Aunque no tuviera la capacidad para hacer una extraordinaria jugada de fútbol y tampoco para poder tocar una melodía virtuosa en el piano que deslumbrara a todo el mundo. De dos de las grandes pasiones que he tenido en la vida –la música y el fútbol- y que he intentado desarrollar en su debido tiempo, nunca he sentido –de esa manera celosa y enfermiza que tiene alguna gente- querer tener algo de lo que tiene otra persona, ya fueran sus habilidades o su estilo, nunca. Jamás envidié absolutamente nada de nadie.Hace unos cinco años, hablando de fútbol con mi hermano, le dije que ese jugador del que me hablaba no tenía nada raro, que realmente no era fascinante verlo, que no me producía gran cosa apreciar su juego, que no parecía tener lo que se necesitaba para ser un grande, incluso que si fuera mi decisión no estaría seguro de ponerlo a jugar en la Selección Nacional, y que no me parecía que encarnara la esperanza para llegar a la próxima Copa del Mundo.Pero hoy veo cómo en mis círculos sociales próximos, en todos los medios de comunicación, con cada extraño que hablo, y en cada esquina que me detengo a ver un partido, no pocos hablan de él, no pocos lo elogian, hay alguna mamá por ahí que le va a poner su nombre a su hijo, si hay una camiseta amarilla en el televisor nadie espera para preguntar “¿Está jugando…?”Aún hoy, cuando tengo la misma edad que él y muchos saben que con suerte apenas me graduaré de la universidad el próximo año, que tengo corazón de emprendedor pero recién comienzo este largo camino, lo cual significa muchas veces dejar de hacer las cosas que hace todo el mundo a mi edad para tener contentos a los papás y a otras personas, aún con esa presión que es tan molesta, ¡aun así! hace muy poco seguía sin envidiar nada de nadie. Ahora debo aceptar que sí es así, la verdad no sé si se llama envidia, y si se le puede llamar “de la buena”, el asunto es que hoy por primera vez, con todo mi corazón quiero tener para mí algo que tiene alguien más, y aunque me costó mucho trabajo identificar lo que era, ya cuando por fin lo pude hacer, cálidamente me sentenciaron: “es un camino estrecho pero maravilloso” y me permití dudarlo, o como me lo dijeron hace unos días: “esto es para valientes”, y creo que por las circunstancias al fin empiezo a entenderlo.Cualquiera fácilmente podría sentir este deseo por otras cosas, tal vez su dinero, su fama, o su "éxito", pero yo no, yo no quiero eso, ni se acerca. Simplemente, ¡Hoy quiero tener lo que tiene Falcao!, eso fundamental que hace que sea quien es, aquello que hoy especialmente hace posibles dos cosas que en su vida saltan a la vista: lo maravilloso que resulta su andar y lo valiente que hay que ser para recorrerlo, ¿parece contrario cierto? pero no lo es -ahí está el misterio que hasta no vivirlo no se descubre- y aunque la mayoría se esmere por hablar sólo del fútbol y las otras cosas, la razón innegable de todo lo que pasa en su vida y que hoy quiero tener para la mía también, lleva un sólo nombre: Jesús.
Día de Colombia 3 – Grecia 0Copa Mundo FIFA 2014-Con Falcao en la tribuna-