sábado, 23 de diciembre de 2017

LA GRAN MENTIRA QUE HEMOS CREÍDO

Jürgen Klaric dice que la gran mentira que hemos creído es que 'ir a la universidad es la forma de ser feliz y hacer dinero'. Respeto este pensamiento porque en algún tiempo lo tuve, ya que mucho nos han dicho sobre esto en este boom de emprendimiento y muchos autores que hablan de lo mismo.

Pero ahora, después de comprobar en mis apenas 30 años de vida, que ni ir a la universidad ni no hacerlo, hacen mejores personas para la sociedad, estoy seguro de que ésta no es la mayor mentira que hemos creído. La gran mentira que hemos creído, y que sutilmente influencia negativamente todas las sociedades de la Tierra, va mucho más allá de los sistemas educativos, no es algo así de evidente, es algo que afecta directo el corazón de cada persona, es algo que se ha arraigado tanto que parece una ley; algo que la gente a veces no dice pero sí piensa y conforme a esto actúa. Son dos y así dicen: 

'Como tu me tratas yo te trato'
y
'Como otros lo hacen, yo también lo hago'.

La educación y el aprendizaje de lo que Jürgen llama 'habilidades prácticas pa' la vida', son importantes de adquirir, claro que sí: saber dormir, comer, hablar en público, etc., pero si hablamos de cómo puedes ser verdaderamente feliz se quedan cortas, ya que éstas no pueden cambiar de raíz el corazón de nadie y hacer su vida propia y en sociedad muchísimo mejor, ya que ha sido Dios quien se ha reservado este derecho y sólo Él lo puede hacer, porque dice la Palabra en Ezequiel 11:19: "Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne". ¿Cuál es el secreto aquí? Que Dios tiene la capacidad de poner dentro de las personas el espíritu de Jesús, y no existe ninguno mejor que Éste. Sin cambiar el corazón nunca va a existir una nueva persona, seguirá existiendo una persona que negocia sus principios de comportamiento dependiendo de la situación y de lo que otro haga o no haga. Esto no es porque las personas quieran ser malas, no, es porque naturalmente, sin tener los pensamientos de Jesús dentro de nosotros, no es posible tener un comportamiento que tienda a una ética perfecta que nos haga felices y de paso a otros.

Dejo de lado el tema de "hacer dinero" ya que 'ser feliz' supone que existe un bienestar económico. Así, hablando en el contexto de la educación, como lo pone Klaric, el primer medio para que seamos felices, no es un mejor modelo educativo, ni no tenerlo, ni saber vender, es la FAMILIA, la instrucción de la Palabra de Dios por los padres dentro de casa.

Así que si de pronto durante largo tiempo has creído que ir o no ir a la universidad es lo que puede hacerte feliz, pero aún haciendo alguna de las dos cosas todavía no estás satisfecho, sientes tu vida vacía y sin ningún propósito... Busca tu respuesta en aquella instrucción de Dios que tal vez no recibiste en casa.

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